Esta basada en ejercer de manera progresiva una fuerza desde la cara interna del daño, con la que de manera totalmente controlada la chapa vuelve a su estado natural. Para ejercer dicha fuerza se utilizan distintos útiles, varillas, flejes, maderas, etc...
Conseguimos un acceso a la parte dañada, que nos permite la reparación, a través de los distintos orificios del vehículo.
Este procedimiento consiste en ejercer un tiro desde la cara externa del daño, mediante distintos elementos anclados a la carrocería anteriormente, Estos elementos nos permiten la reparación sin dañar la pintura.
Las diferentes temperaturas y humedades de las diversas zonas, hacen que la pintura sea tratada de forma distinta, para evitar que se rompa. Mediante la aplicación de temperaturas sobre una zona determinada conseguimos que la chapa se comporte de la mejor manera para efectuar la reparación sin ejercer daño alguno sobre la pintura, que a su vez habrá adquirido la elasticidad sufiente para ser manipulada.